Capítulo 68

Cuando Nicolás finalmente se levantó, me dio una palmada en el trasero y dijo —Quédate quieta, voy a buscar algo para limpiarte. La palmada no fue fuerte, pero después de la nalgada que me dio, la sentí. Me quedé quieta hasta que regresó y me limpió.

—Listo. Puedo decir que mis manos se ven hermosa...

Inicia sesión y continúa leyendo