Un maníaco

La audacia de este hombre...

Mi cara se enrojeció de ira y vergüenza. ¿Por qué no me soltaba?

La forma en que me sostenía era tan íntima... Estaba inclinada, mirando hacia arriba a Luca, quien tenía una sonrisa en el rostro.

Su cara se cernía sobre la mía, cubriendo todo lo demás.

Mi corazón par...

Inicia sesión y continúa leyendo