Cosas estúpidas

Paloma aún no se había calmado.

Seguía paseando de un lado a otro, su cabello hecho un desastre y sus dedos temblando cada pocos segundos.

—No puedo creer que estés aquí. Como que realmente estás aquí —murmuró de nuevo, sin quitarme la mirada de encima.

Se sentía satisfactorio.

Mis labios se cur...

Inicia sesión y continúa leyendo