Escuchando a escondidas

¡Mierda!

¡No dejes que muera, no dejes que muera, no dejes que muera!

Repetía mientras corría hacia el estudio de Luca.

Antes de irme, el hombre había empeorado.

El dolor era una sensación terrible pero... Maldita sea.

El karma era una perra.

No es que me estuviera quejando ni nada, pero hace ...

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