Capítulo 34- D A R I O

Después de unos momentos, Hera me miró y el hielo en sus ojos comenzó a disolverse lentamente en su azul verdoso neutral. Me dio permiso para finalmente soltarla. Se sentó de nuevo en su silla y yo lentamente retomé mi lugar en el mostrador. Miré hacia la caja y luego volví a mirar a Hera a través d...

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