¡Ya basta!

La melodiosa música de fondo me hizo detenerme. Miré a mi alrededor con un solo giro de cabeza y me detuve. ¡Lo crea o no, llegué al club!

—Vamos adentro —dijo Luciano, distrayéndome de mi pequeño vistazo.

Al entrar, la brisa suave del club hizo que algunos mechones de mi cabello volaran hacia atr...

Inicia sesión y continúa leyendo