Una vida lejos de las armas y las balas

Santiago la ayudó a recostarse en la arena mojada mientras sus labios seguían conectados. Ruth rompió el beso, jadeaba por la boca y las fosas nasales. Se veía sonrojada, su nariz estaba roja y sus mandíbulas estaban carmesí. Chupó su labio inferior y lo soltó después de calmarse.

—Estamos afuera, ...

Inicia sesión y continúa leyendo