10: Impulsos Erróneos

[AMADEO]

1 semana después : 3 de agosto

Las cajas con mis cosas están por todo el pent-house y es que ya no quiero estar en la casa de mi familia escuchando como me dicen que cometí un error al no hablar con Anahí en el momento que la vi besándose con ese hombre. No entiendo ¿Qué es lo que querían? ¿Qué le preguntara que tan bien besa?

Definitivamente fue un error entregarme como un idiota al amor… lo único que me importa ahora es que Bianca este bien y seguir haciéndome cargo de la empresa como debo hacerlo para no fallarle a mi papá, aunque en más de una ocasión se me paso por la cabeza la idea de regresarme a Estados Unidos, y si no lo hago, es por mi hija, nada más que por ella…

—Señor ¿Dónde quiere que dejemos los muebles de la niña? — Me pregunta el hombre de la compañía de muebles.

—La ultima habitación a la mano izquierda es la habitación de mi hija, coloquen los muebles allí por favor— Indico y es que si hay algo que quise asegurarme cuando compré este pent-house es que tuviera un cuarto para mi pequeña ya que pasara algunos días conmigo de vez en cuando tal y como hemos acordado con su madre. Él asiente y rápidamente les indica a sus compañeros lo que tienen que hacer.

“Hoy empieza tu nueva vida Amadeo”Me digo y es que basándome en la respuesta que ella me dio a mi ultimo mensaje de texto, soy un hombre oficialmente soltero.

“No puedo más con esto” Fue lo que le escribí ya que no quería admitirle que me había roto el corazón verla con él.

“Lo entiendo, no te preocupes” Su respuesta fue fría… tanto que no le volví a escribir y di por terminado todo lo que teníamos.

Tal vez mi papá tiene razón y no luche lo suficiente por ella, no lo sé… tampoco lo quiero averiguar, solo quiero volver a ser ese hombre que no le importaba nada en cuanto al amor se trataba; era muy feliz así… Definitivamente todo el drama del amor no es para mi, no quiero estar así de triste porque algo no funciono…

[…]

(Esa misma noche)

Acomodo el cuello de mi camisa color blanca mientras que entro al bar y desabrocho los primeros botones de camino a la barra. Desde aquí veo a una mujer de cabello rubio con una figura de sirena que podría ser mi lugar perfecto para ahogar mis penas y sin dudarlo se convierte en mi meta. Me paro a su lado y sin mirarla le pido un whiskey al bar tender usando esas tácticas de seducción que siempre han funcionado. Trato de que los ojos azules de ella no se transformen en los color oscuro de Anahí y el sonrió —Ciao bella, come stai? — (Hola guapa ¿Cómo estas?) le pregunto y ella se sonríe.

—Bene e tu? — (Bien ¿y tú?) Responde y me mira de pies a cabeza.

Entendiendo perfectamente que le gusto, la invito a un trago que ella acepta muy gustosa y como en mis mejores momentos, la tomo de la cintura como una clara invitación a bailar que ella no rechaza, sino que acepta pegando su cuerpo al mío. Sabe muy bien lo guapa que es y la manera que ese vestido dorado le queda… se mueve provocativamente volviéndome loco y la giro para besar su cuello mientras que paseo mis manos por el perfil de su cuerpo dejándole muy en claro mis intensiones.

—Andare a casa mia? — (¿vamos a mi casa?) le propongo y ella se gira para mirarme a los ojos y se sonríe.

—Stavi prendendo tempo per chiedere— (Estabas tardando en preguntarlo) Respondo y de inmediato pago la cuenta, la tomo de la mano y hago que salgamos del bar para irnos a mi pent-house.

[…]

Su boca y la mía no se dan pausa alguna mientras que abro la puerta con dificultad, esta mujer es la mejor medicina para olvidarse de todo. Una vez que consigo abrir la puerta, ella comienza a arrancarme la ropa y cuando consigo cerrar de un portazo, yo arranco su vestido. Llegar a la cama es imposible, con suerte conseguimos llegar al sofá y es justo allí donde nos dejamos llevar por esta gran atracción física que existe entre los dos.

Se mueve encima mío como una diosa y me hace perder la razón completamente cuando me muerde como lo hace. Mis manos la recorren completa provocándola al máximo y ni ella ni yo podemos controlarnos más, solo nos dejamos llevar hasta que el aire nos falta y me besa una ultima vez —Fiorella, me llamo Fiorella, y hablo español— Se presenta y sonrió.

—Un gusto Fiorella ¿Cómo supiste? — Pregunto y señala los libros de español que tengo en mi biblioteca —Claro… ¿italiana? — Averiguo y asiente.

—Si, pero de padre español y madre italiana— Explica.

—Interesante… ¿te quedas o te vas? — Propongo y me mira fijamente.

—Si quieres me quedo para un segundo round… si es que te da, claro— Me reta y rio.

—No sabes con quien estás hablando— Sentencio y sin que se lo espere, la acomodo haciendo que su espalda quede en el sofá esta vez.

Al día siguiente: 4 de agosto

El sonido de un ruido bastante agudo me hace abrir los ojos y apenas lo hago, la veo a ella abrazada a mi. Respiro profundo recordando todo lo que paso anoche y nuevamente ese ruido retumba por mi cabeza —Están tocando el timbre— Dice ella entre dormida.

—Ya… ya abro— Me quejo y hago que me suelte un poco para sentarme en el borde del sofá. Busco mi bóxer en el suelo, me levanto para ponérmelo y un poco dormido voy a la puerta y abro.

Todo el sueño que podía llegar a tener en mi cuerpo desaparece cuando veo a David frente a mi y él me mira de pies a cabeza —Amadeo— Dice serio —Me dijo tu papá que te habías mudado aquí, venia a hablar contigo porque creo que mi hija se está equivocando en no decirte la verdad— Dice, pero para de hablar y fija su mirada detrás de mi —Olvídalo, creo que hizo bien en no contarte nada. Ahora voy a ser yo quien te lo dirá, no la busques, olvídala y no se te ocurra molestarla nunca más en tu vida— Habla y al voltear veo que Fiorella esta parada detrás de mi con mi camisa puesta.

Él se gira para irse y yo de inmediato salgo detrás de él —David ¡Espera! ¿de que verdad me hablas? ¿Qué paso? — Pregunto desesperado y él niega.

—¡Olvídate de mi hija! Esto te lo voy a decir como su padre, eres un imbécil… ¿Cómo pudiste creer que te había olvidado tan fácilmente? Ella te vio, y beso a ese hombre a propósito… creía que ser padre te había cambiado, pero eres el mismo inmaduro de siempre. No la busques porque te juro que está vez si que no los apoyare, nunca debí hacerlo— Sentencia y antes de que pueda preguntarle algo más, él se sube al elevador y sus puertas rápidamente se cierran.

“¿Anahí me vio? Pero… ¿Por qué hizo eso entonces? ¿Qué es lo que me está ocultando?”Me cuestiono, pero al darme cuenta de como me he equivocado anoche, entiendo que por imbécil lo he terminado de arruinar todo…  —Bien Amadeo… tú y tus impulsos jodiendolo todo nuevamente— Me digo y no sé como rayos voy a hacer para hablar con ella ahora —Tengo que hacerlo antes de que David lo haga…— Esa es mi única oportunidad.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo