Proceso de eliminación

Uno.

Dos.

Solo jala el gatillo, perra. Es así de simple. No más pensar, no más contar. Dispara ahora, lamenta después.

Mi dedo tiembla. Voy a apretar el gatillo como la buena soldado que soy y—

—Esa es la segunda vez que dudas —dice Antonio suavemente y sin mirarme, lo cual es bueno. Él sabe que...

Inicia sesión y continúa leyendo