Capítulo 26

Recorrieron el Museo Metropolitano de Arte y Liesl estaba sin aliento.

—Algún día tu arte podría estar aquí.

—Oh Dios, no. —Lo miró incrédula—. Estos son los maestros. —Miró un Van Gogh—. Sus pinturas de cipreses son divinas.

—Eres muy talentosa en tu propio derecho.

—No comparable a Van Gogh —se ri...

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