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Por unos segundos, permanecimos quietos, nuestras respiraciones jadeantes, nuestros cuerpos sudorosos, satisfechos y exhaustos.

Apoyé mi cabeza en su pecho y escuché el rápido retumbar de su corazón.

Nada se compararía jamás con eso, con todo el amor que parecía explotar de mi pecho, con la sensació...

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