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—Quiero ir con ustedes— se quejó Diona mientras se sentaba en mi cama.

Me puse el suéter grande de su hermana mientras Diona discutía con su hermano.

—No esta vez, Dio. Tienes que cuidar a Nox mientras estamos fuera— reiteró él, pellizcándose el puente de la nariz.

—Pero él está estable— resopló ...

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