38

Mis piernas temblaban con esfuerzo mientras empujaba al enorme lobo de color marrón arenoso que amenazaba con drenar la vida de Nikias, quien yacía inconsciente detrás de mí. Esta expedición se torció más rápido de lo que pudimos recuperarnos. Mataron a mis hombres como si fueran molestos insectos z...

Inicia sesión y continúa leyendo