43

—No hay nada malo con su frente, Caín—dijo una voz femenina suave mientras la persona giraba mi rostro con delicadeza.

La rica voz del Alfa resonó mientras sentía su mirada ardiente examinar cada centímetro de mi rostro sudoroso. Vacío. Un abismo oscuro. La absoluta nada de una promesa rota. Las ch...

Inicia sesión y continúa leyendo