48

Un gruñido profundo y amortiguado que hizo temblar cadenas distantes se escuchó cuando uno de los fornidos guerreros cerró la puerta de un golpe detrás de mí, dejando solo a dos hombres conmigo en la habitación. No obstante, suspiré con alivio oculto. Miré alrededor de la sala iluminada por antorcha...

Inicia sesión y continúa leyendo