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—Y ella fue la que dijo que necesitábamos apurarnos— murmuró Enyo desde los rincones de mi mente.

—Puedo oírte, ¿sabes?— balbuceé somnolienta mientras intentaba darme la vuelta.

Un dolor ardiente recorrió mi espalda, mi columna vertebral se tensó de agonía, despejando el sueño de mis ojos. Enyo se...

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