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Otra ola me golpeó. Ronroneé fuerte y miré hacia Fenrir, dilatando mis pupilas. Su nuez de Adán subió y bajó.

—Ve a mi habitación —ordenó—. Iré con Jax, conseguiré más supresor de calor para ti. —Se frotó las palmas y miró a los demás—. Anton, quédate aquí con ella. Ustedes dos pueden irse a casa, ...

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