106. No puedo decirlo.

Mi pecho sube y baja rápidamente contra el de Abraham, quien también jadea. Deslizo mi cuerpo contra la mezcla de nuestro sudor, y la sensación de su piel contra mis pezones duros me hace suspirar.

Sus manos se mueven por mi espalda, las palmas ásperas causando escalofríos a su paso. Presiona sus d...

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