130. Verdad agridulce

Miro la silla vacía frente a mí, la silla que he anhelado por tanto tiempo, y todo lo que siento es soledad.

Este silencio solo aumenta mi angustia, y cada segundo que pasa parece una eternidad... una pequeña, fría eternidad que me abraza.

Aquí, en la oficina de Abraham, todo está tranquilo y perfec...

Inicia sesión y continúa leyendo