157. «Ven a por tu hombre».

Mi respiración se queda atrapada en mi garganta, y hago lo que me pide, manteniendo los ojos abiertos, mirando cada centímetro de su rostro. Nuestros ojos se encuentran durante largos momentos, y ninguno de los dos dice nada... Solo miramos la vastedad reflejada en el otro. Se siente como si estuvie...

Inicia sesión y continúa leyendo