214. «Será un placer, maestro».

Abraham levanta la mirada, tan intensa, tan llena de una especie de ternura tranquila que mi pecho se siente demasiado pequeño para contener todo lo que estoy sintiendo en este momento. Mis ojos se llenan instantáneamente de lágrimas, y juro que mis manos comienzan a sudar aún más que cuando lo tení...

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