95. Hasta el final de la apuesta

Con pasos vacilantes, entro en la habitación de Abraham, mi corazón latiendo rápido contra mi pecho. Él cierra la puerta detrás de mí con un suave golpe que me sobresalta ligeramente.

Abraham pasa lentamente junto a mí, tomándose su tiempo, y no me mira mientras se dirige a la mesa de noche.

—Recue...

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