Capítulo ciento sesenta y nueve

Jayce

Me paro al pie de la cama, admirando la vista. Rose está atada a la cama, muñecas y tobillos, con una venda en los ojos. Iba a ponerle un mordaza también, pero prefiero escucharla gritar por mí.

—Jayce, ¿dónde estás? ¿Qué estás haciendo? ¿Sigues en la habitación? —pregunta.

He estado ...

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