¡Elena!

Cuando llego al ático, ella ya está allí. Salgo rápidamente y, cuando me acerco a la puerta principal, huelo un aroma delicioso. Mi princesa ha cocinado y, por suerte, estoy hambriento, no he comido nada desde que salí de casa esta mañana. Al entrar, ella me agarra por detrás alrededor de la cintura...

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