CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 16

—¿Estás cómoda? —me susurró.

—Mucho.

Sus manos bajaron despacio por mi vientre. Me abrió suavemente las piernas y empezó a acariciarme. Yo jadeé, cerrando los ojos. Sus dedos sabían exactamente dónde tocar.

—Estás húmeda otra vez… —murmuró, besando mi cuello—. ¿Es por mí?

—Siempre e...

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