Capítulo 129

Las palabras de Lucy me atravesaron el pecho como una daga afilada. Mi cerebro zumbaba de incredulidad.

—¿Qué dijiste? ¿Es cierto?— Mi voz estaba ronca, los nudillos se tornaban blancos mientras apretaba los puños, apenas capaz de creer lo que oía.

Los ojos ámbar de Lucy se encontraron directament...

Inicia sesión y continúa leyendo