Capítulo 62

La conciencia volvió lentamente, pero el dolor seguía siendo agudo y claro. El pitido constante de los monitores médicos atravesaba la niebla en mi mente, pero mantuve los ojos cerrados. Las secuelas de la droga aún torturaban cada nervio de mi cuerpo.

—¿Dónde está él?— La voz enfadada de Isabelle ...

Inicia sesión y continúa leyendo