Capítulo 3

Dakota Lennix

Entré al hospital con tres guardaespaldas detrás de mí y todas las miradas se posaron en mí. Odio esa sensación, pero ahora todo lo que quiero es ver cómo está mi abuelo. Me llevaron a la sala VVIP y encontré a mi hermano sentado afuera.

—¡Cameron! —lo llamé y él se giró hacia mí. Se levantó de su asiento y sonrió. Me dio un gran abrazo y ambos nos miramos antes de decidir entrar. Él abrió la puerta para que yo pasara primero.

Vi a mi abuelo acostado en la cama del hospital, completamente pálido, y mi corazón se rompió. Pensé que estaba bromeando, pero es verdad. Caminé hacia él de inmediato y sonrió al verme.

—Catherina... te estaba esperando —dijo y yo le agarré la mano con fuerza. Empecé a llorar de inmediato y él me acarició la mano.

—Tranquila... aún estoy vivo —dijo y yo lo miré con enojo.

—¿Puedes dejar de bromear? ¡Estás en esta... condición! —estaba completamente enfadada. Él se rió débilmente y lo abracé.

—Te pondrás mejor pronto, lo creo... —dije y él negó con la cabeza.

—No me pondré mejor, el doctor dijo que solo me quedan 3-4 meses —dijo y mis ojos se abrieron de par en par. Me giré hacia mis padres y mi hermano... todos asintieron con la cabeza y los miré incrédula.

—¡Eso es una tontería! Hablaré con ese doctor y...

—Catherina... no... por favor —dijo mi abuelo y yo seguí llorando y llorando.

—Deja de llorar, por favor... —dijo mientras me acariciaba la cabeza. Lloré mucho y él me acarició la mano hasta que empecé a calmarme.

—Catherina, tienes que escucharme...

—¿Qué? ¿Escuchar qué? —pregunté mientras me secaba las lágrimas. Mi hermano me dio una caja de pañuelos.

—Antes de morir... quiero verte casada —dijo y yo lo miré incrédula. Era como si estuviera bromeando otra vez.

—¿Qué?

—Yo... yo... cuando era joven, hice una promesa a mi querido amigo, Joseph. ¿Lo conoces, verdad? —me preguntó y yo asentí. Recuerdo a Joseph... está bien.

—Él tiene un nieto y prometimos arreglar un matrimonio para ustedes dos —mis ojos se abrieron de par en par y me giré hacia mis padres. Me miraron con tristeza y volví a mirar a mi abuelo. Él tomó una respiración muy profunda con la ayuda de la máscara de oxígeno y me agarró la mano con fuerza.

—Su nombre es... Jacob Williams —dijo mi abuelo y yo suspiré.

—Abuelo, estoy ocupada trabajando... no quiero casarme ahora. Todavía tengo mi carrera y cosas que quiero lograr —dije porque odio la idea de un matrimonio arreglado. Además, ni siquiera sé quién es Jacob Williams. ¿Y si es un psicópata? ¡Uf!

—Catherina, quiero que te cases y te hagas cargo de la empresa Ashton.

—Abuelo, ahora tenemos a papá. No tienes que preocuparte.

—Pero necesito asegurarme de que te harás cargo de la empresa. ¡Sé que seguirás evitando este tema! —dijo en un tono enojado.

—Abuelo, no entiendes. Amo mi trabajo ahora y no quiero casarme con alguien que no conozco y además... no creo que pueda amar o gustar de alguien con quien me estás emparejando —dije seriamente y él suspiró. De repente, empezó a respirar de manera extraña. Mi papá llamó rápidamente al doctor y mi hermano me sacó de la habitación.

Seguí llorando y llorando al ver a mi abuelo así. Mi hermano me abrazó fuertemente tratando de calmarme mientras los doctores y enfermeras corrían hacia la habitación de mi abuelo.

—¡Cameron! ¿Qué debo hacer? —lloré y lloré en sus brazos.

—Voy a rendirme... dejaré que...

—¡No! ¡No vas a renunciar a tus sueños, Cammy! —le grité enfadada. Él me miró con tristeza.

—Yo tampoco quiero que te cases con alguien que ni siquiera conoces. Quiero decir... ¡el abuelo está loco! ¿Matrimonio arreglado? ¡Estamos en el siglo XXI, por el amor de Dios! —dijo Cameron y me abrazó de nuevo.

—Catherina, necesitamos hablar —me giré para ver a mi papá mirándome seriamente. Asentí levemente y él me hizo un gesto para que lo siguiera.

Me llevó a la azotea del hospital y nos quedamos de pie uno al lado del otro. El viento soplaba secando mis ojos de inmediato. Me giré hacia mi papá queriendo decir algo, pero él me hizo un gesto para que cerrara la boca.

—Creo que es hora de que vuelvas y tomes tu lugar —dijo y crucé mis brazos frente a mi pecho. Cerré los ojos sintiendo el viento golpear mi rostro.

—¿Hasta cuándo serás secretaria? ¡Se supone que debes ser la jefa, no una secretaria! —estalló enfadado.

—¡Quiero lograr algo por mí misma, papá! ¡Quiero aprender a valerme por mí misma! —le respondí con un poco de enojo en mi voz.

—¡Cinco años son suficientes, Cathy! ¿Aún quieres quedarte en Nueva York después de ver a tu abuelo así? ¡Rara vez vienes a casa y lo visitas! ¡Imagina lo triste que está! —volvió a estallar enfadado.

—Vas a renunciar y conocer a tu futuro esposo...

—No me voy a casar —dije fríamente.

—Si no lo haces, entonces vuelve y reclama tu trono. Es tú o Cameron... ustedes dos decidan —dijo y me dejó sola. Cerré los ojos y había muchas cosas pasando por mi mente en ese momento.

Amo mi trabajo en Nueva York y no puedo creer que tenga que dejar todo eso atrás. ¡No puedo creer esto! Pasé mis manos por mi cabello, frustrada.

—Catherina —giré la cabeza y mi mamá ya tenía los brazos abiertos. Lloré de nuevo y la abracé fuertemente.

—Mamá... ¿qué debo hacer?

—No puedo decidir por ti, cariño. Tienes que tomar las decisiones —dijo mientras me acariciaba la espalda.

—¡Amo mi trabajo en Nueva York!

—Lo sé... pero... sabes que tu abuelo no mejorará, así que... te sugiero que vuelvas a casa —dijo.

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