20.

—¡Bienvenidos a las Cataratas Psico!—anunció la abuela.

Todos miramos la cascada frente a nosotros, con los ojos bien abiertos. Era hermosa, sin duda, pero, ¿psico...? No lo sé.

Después de tres horas de manejo y una hora de caminata terrible por el bosque, finalmente llegamos al destino. Aún vivos...

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