21.

Forcé mis ojos a abrirse con un gemido, y mis manos fueron inmediatamente a frotar mi frente, que zumbaba con un dolor de cabeza. Me senté y observé el interior oscuro de la tienda. Hailey estaba durmiendo al otro lado, con la boca bien abierta, y un mosquito revoloteando sobre ella.

Me estremecí a...

Inicia sesión y continúa leyendo