25.

—¿Me estás tomando el pelo?— murmuró Blake, con la cara pegada a la ventana de vidrio que iba del suelo al techo.

—Aparentemente, no— respondió Dylan, con la cara pegada a la misma ventana.

En serio, ambos parecían esos niños que tenían la nariz y la boca pegadas al escaparate de una tienda de dul...

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