Capítulo 115

Sebastián y yo estamos sentados dentro de su auto. Miramos la casa familiar, la oscura fortaleza de madera que nos devuelve la mirada, dejándonos sentir nada más que ansiedad e impotencia. Me muevo inquieta en mi asiento y miro mis manos en mi regazo, jugando con mis propios dedos para tratar de pas...

Inicia sesión y continúa leyendo