13

Me paré frente a Sofía y la miré profundamente a los ojos.

—Cada maldita cosa, Sofía —repetí, mi voz calmada y firme.

Sus ojos se agrandaron y su rostro palideció.

—¿Todo? —susurró, su voz temblorosa.

Asentí, apretando la mandíbula.

—Quiero ser parte de sus vidas, Sofía. Quiero ser su padre.

S...

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