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Gruñí, mostrando mis colmillos de rabia, mientras caminaba de un lado a otro en mis aposentos. La tenue luz de las velas danzaba en las paredes, proyectando sombras que parecían burlarse de mí.

—¿Cree que puede escapar de mí? —gruñí.

Ramos, a quien había pedido que fuera un miembro leal de mi mana...

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