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Mi corazón saltó de mi pecho alarmado.

Pero justo entonces, sonó un teléfono, seguido de una voz ronca. —Todavía no la he visto, pero si viene por aquí, seguro que lo sabré.

Mientras hacía la llamada, usándola como cobertura, me acerqué de puntillas a la puerta y la empujé lentamente, suspirando d...

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