Capítulo 11 Marido de perros grandes y esposo de perros rabiosos

—¡Isabella, soy yo!— Michael había planeado sorprenderla, pero terminó asustándola en su lugar.

Al ver a Isabella tan asustada, se arrepintió al instante.

La abrazó, moviendo suavemente sus manos de sus oídos, y susurró —Isabella, soy yo, Michael. Lo siento. No tengas miedo.

El aroma familiar de ...

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