El capítulo 435 la salvó

El tipo era alto y parecía saber cómo defenderse en una pelea. Sostenía un cuchillo y gruñó:

—No te muevas y haz lo que digo, o te arrepentirás.

—¿Serás amable con nosotras si no nos movemos? —replicó Calista, sin inmutarse ante sus amenazas. Agarró el bate de béisbol que había dejado caer antes y...

Inicia sesión y continúa leyendo