Capítulo treinta y nueve

Me desperté sintiendo el sol en mi cara. Me giré para alejarme de él y me froté los ojos hasta que se acostumbraron a la habitación luminosa. Sonreí antes de que una pequeña risita escapara de mis labios. No sabía por qué me sentía tan alegre, pero no podía detenerme.

Podía escuchar el agua corrien...

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