Capítulo 2.56

—Entra —me ordenó Christian como de costumbre. Condujo hasta aquí después de una simple llamada telefónica, y no estaba de buen humor. Parecía la versión antigua de sí mismo.

Mis ojos se movieron hacia la pistola en el asiento trasero. ¿Qué estaba planeando?

—Oh, no, no voy a entrar —dije, sorpren...

Inicia sesión y continúa leyendo