Capítulo 120

—Muévete—susurró Marco con urgencia, cortando mis ataduras con precisión rápida—. Tenemos treinta segundos antes de la próxima patrulla.

Me puse de pie tambaleándome, mis piernas inestables después de tres días encadenado a esa silla. A través de la estrecha ventana del sótano, capté una última mir...

Inicia sesión y continúa leyendo