Capítulo 36

Rosalind

—¡Rosalind, cariño!—la familiar voz de Everett se escuchó a través del teléfono—. ¡Así que finalmente te acordaste de este viejo!

A pesar de todo, no pude evitar sonreír. El abuelo Everett siempre había tenido ese efecto en mí, incluso cuando técnicamente no era mi abuelo.

—Lo siento muc...

Inicia sesión y continúa leyendo