¡Se ha ido!

El grito de Ramona desgarró la noche como un rayo — crudo, salvaje e interminable. Resonó a través del claro destruido, rebotando en los árboles rotos y mezclándose con el siseo de los fuegos moribundos. El olor a sangre colgaba pesado en el aire, metálico e implacable.

El cuerpo de Evelyn estaba i...

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