3. Tetas brillando en el tren II

Los ojos del hombre se abrieron de par en par, su boca se quedó abierta como si ella le hubiera ofrecido las llaves del paraíso.

Por un segundo, no se movió, como si no pudiera creer que esto fuera real.

Luego, lentamente, se inclinó hacia adelante, su mano temblando mientras se extendía. Sus dedo...

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