4. Manoseado por mi conductor de Uber I

Las piernas de Vanessa aún estaban resbaladizas con el semen del extraño mientras bajaba del tren, su cuerpo vibrando con esa sucia y eléctrica euforia.

El aire fresco de Seattle golpeó su piel, pero no hizo nada para calmar el calor que pulsaba entre sus piernas.

—Dios, eso fue una locura— murmur...

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