22. Dando placer a mi vecino

John jadeó, el shock recorriéndolo mientras la audacia de Vanessa lo desmoronaba por completo.

Nunca la había imaginado como una puta tan sucia.

Los ojos de Vanessa lo devoraban, pupilas oscuras de hambre.

Su pene tenía una longitud promedio, pero era muy grueso, con una cabeza hinchada y resbala...

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