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La mañana había llegado y los rayos del sol entraban por la ventana acariciando los rostros durmientes de los amantes.

Lara comenzó a arrugar su pequeña naricita pareciendo un delicado ratoncito, lo que divirtió y deslumbró a Viggo en las mismas proporciones. El hombre se acercó a ella y dio un del...

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