Capítulo 130

Cuando regresé a mi oficina, decidí llamar al primo de Sebastián, Lorenzo, y tener una charla con él. Tomé uno de mis teléfonos desechables, configuré el cronómetro y marqué el número. No quería que nadie rastreara esta llamada hasta mí de ninguna manera. Nadie debería siquiera saber que estoy trafi...

Inicia sesión y continúa leyendo