10.2 Alejandro

—Dios mío, Alex, lo siento mucho —jadeó Katerina, pero yo negué con la cabeza.

—No es tu culpa, amor. Los doctores hicieron todo lo posible para salvar al bebé, pero no sirvió de nada. Soledad se culpaba a sí misma por la pérdida, pero yo seguía diciéndole que tampoco era su culpa. Que simplemente ...

Inicia sesión y continúa leyendo