54 Avisos 1

Lo seguí a su habitación de mala gana, cada paso pesando más que el anterior. Dentro, se sentó en el sofá, su postura rígida, sus ojos fríos con frustración contenida.

—Emma—comenzó, su voz baja pero intensa—. ¿Por qué volverías con un hombre que puede desecharte tan fácilmente como un pedazo de pa...

Inicia sesión y continúa leyendo