Capítulo once

Era una cálida y acogedora mañana de sábado, con una atmósfera que envolvía mi piel en una sensación de bienvenida que exudaba amor y cuidado. Me senté en un banco de hierro, moviendo las piernas con emoción, mientras el canto de los pájaros entretenía mis oídos con melodiosos sonidos.

El suave sus...

Inicia sesión y continúa leyendo